martes, 28 de abril de 2009

Vivo o muerto?

Ayer en clase de cultura tratábamos sobre estereotipos culturales: hombres que se convierten en monstruos, muertos vivientes, vampiros, hombres lobo, etc. Que casualidad que mientras leía Posdata:te quiero de Cecelia Ahern (adaptación para la película del título original PD:te amo) en el autobús diera con un fragmento que hizo que me acordara de la lección de apenas hace unas horas. El fragmento dice así:

Gerry estaba sentado en la mesa frente a ella.
- ¡Venga, ábrelo!
Rasgó con cuidado la solapa y la rozó con los dedos. Por fin sacó la tarjeta del interior y la abrió. [...]
Notó la mirada de Gerry, sus labios se torcieron en una sonrisa y terminó echándose a reír. Holly repetía "ni hablar" cada vez que recobraba el aliento. Por fin se serenó y anunció:
- ¡Gerry, cabrón! ¡De ninguna de las maneras voy a pasar por esto!
Gerry se rió con ganas.
- Esto no tiene nada de divertido. Sabes muy bien lo que pienso al respecto y me niego a hacerlo. No. Ni hablar. No lo haré.
- Tienes que hacerlo y lo sabes. Hazlo por mí - dijo Gerry, sonriendo.
- No voy a hacerlo por ti, ni por mí, ni por la paz mundial.

Gerry está muerto pero Holly sigue viéndolo, hablando con él, riendo con él. Esta historia no tiene nada que ver con vampiros, monstruos y hombres lobos. Pero sí con muertos vivientes. Para Holly, Gerry está muerto pero le acompaña en su recuerdo, le ayuda a superar su muerte e incluso se hace visible para poder comunicarse con ella, como muestra este pequeño fragmento de la novela.

Cuando acabé de leer el capítulo me quedé pensando sobre esto. Sobre cómo nos aferramos a algo que ya no está, siendo capaces de reproducir su imagen a nuestro lado. El poder de nuestro subconsciente es realmente elevado. Nuestro otro yo nos crea imagenes mentales que parecen reales de cosas, personas que ya no existen. Y muchos de nosotros, aún sabiendo que es imposible estar sentado frente a esa persona que murió, lo creemos. Curioso, muy curioso...

Os dejo un video de la película PD. Te quiero. Es otra muestra más de que Holly ve a Gerry sin que este.


viernes, 24 de abril de 2009

Sed

Hay tres cosas de las que estoy completamente segura.

Primera, Edward es un vampiro.

Segunda, una parte de él se muere por beber mi sangre.


Y tercera, estoy total y perdidamente enamorada de él.






A muchos les parece una auténtica fricada que alguien pueda haberse leído los cuatro libros de la saga Crepúsculo de Stephenie Meyer en apenas 3 meses. A mi, por supuesto, no me lo parece porque yo soy una de esas miles de personas que lo han hecho. La historia de Bella y Edward quizás sea el gran aliciente para no dejar de leer, pero lo cierto es que esta saga vampiresca es algo más que una rebuscada historia de amor. No puedo mentir. Yo también me enamoré de ese vampiro. Y al enamorarme de él me enamoré de su género, de sus características y quise saber más de este personaje legendario en el tiempo y en espacio.

Para mi la creación del vampiro responde al ansia humana de persistir en el tiempo, de no morir nunca. Los vampiros no mueren, deanvulan siempre entre la vida y la muerte. A muchos de nosotros nos gustaría también ser inmortales.Los vampiros son también un símbolo de la crueldad más aterradora o de la supervivencia más eficaz. Todo depende de cómo se mire. Matan por gusto o porque la sangre es lo único que realmente les alimenta?

La ficción ha recurrido una y otra vez a este tópico. Lo han hecho a través de libros, a través de películas e incluso de series. Tal i como se dijo en la pasada clase de Perceval, "el fin que se pretende con el uso de estos tópicos es lograr un relato que seduzca, emocione y fidelice a nuestro público". Es lo que ha hecho, sin ningún tipo de duda, Stephenie Meyer con Crepúsculo.


miércoles, 15 de abril de 2009

Cosas que nunca se olvidan

Cuando en clase de entrevista y reportaje televisivo nos dijeron que, si queríamos, podíamos asistir como público al programa de 59 segons (versión catalana de 59 segundos) no dudé en que yo tenía que ser una de las personas privilegiadas que disfrutaran de ese momento. No sólo porque me fascinara la idea de conocer desde dentro cómo se hace un programa de televisión. La razón principal que me impulsó a apuntar mi nombre en la lista era que el programa lo presenta una de las periodistas que más admiro, uno de mis referentes en esta profesión: María Casado.

La verdad es que si antes la admiraba ahora lo hago muchísimo más. Me sorprendió como persona por su simpatía, sus bromas constantes antes del inicio del programa, su interés por nosotros. Y, al mismo tiempo, me maravillé todavía más con su trabajo. Es un torbellino que no para nunca, que siempre está pendiente de todo y de todos, que sabe en todo momento qué tiene que hacer y cómo. Además, tiene una seguridad aplastante. Nunca olvidaré su respuesta cuando le pregunte si todavía hoy se ponía nervios delante de las cámaras. Ella me contestó:

"No, ya no. Si me pusiera nerviosa no podría disfrutar de lo que hago"

¡Cuánta razón tienes! Algún día yo espero perder también esos nervios que aún me quedan cuando me miro de tú a tú con el objetivo.

martes, 7 de abril de 2009

Se oye una canción...

Hace un par de semanas sentí que, por unas horas, volvía a tener 5 o 6 años. La verdad es que siempre he creído que aun conservo algo de aquella época, de aquellos años. Quizás una pizca de ingenuidad, mezclada con travesuras, inocencia y magia.

Hace unas pocas actualizaciones comentaba lo imposible de ir a ver al Barcelona Teatre Musical el música de la Bella y la Bestia. Hace unas semanas lo imposible se volvió real y me vi sentada en el amfiteatro central de un teatro excepcional cantando las canciones que me hicieron soñar de pequeña.

La diferencia está en que ahora ya no soy pequeña. Conservo algunas cosas sí, pero puedo sentarme delante de un escenario y maravillarme por algo más que por unas canciones que ya conocía a la perfección. Del espectáculo me quedo, por encima de todo, con el decorado, la iluminación y el vestuario. Sin duda fueron los dos elementos que dotaron al musical de fuerza, de caracterización, de veracidad y sintonía con el guión original de la película de Disney. Porque para ser sincera, me pillé alguna que otra rabieta por los cambios de guión del musical, por la inclusión de canciones de la segunda película y por la modificación de las que ya existían. Aun así, haciendo una valoración global, el musical merece mucho la pena.
Es una manera más de pasar el tiempo libre, un poco cara sí, pero para eso esta niña pequeña cuenta con su "bestia" particular, que más bien es un príncipe y hace realidad sus deseos...


Soy pequeña, muy pequeña...pero con 20 años!