viernes, 24 de abril de 2009

Sed

Hay tres cosas de las que estoy completamente segura.

Primera, Edward es un vampiro.

Segunda, una parte de él se muere por beber mi sangre.


Y tercera, estoy total y perdidamente enamorada de él.






A muchos les parece una auténtica fricada que alguien pueda haberse leído los cuatro libros de la saga Crepúsculo de Stephenie Meyer en apenas 3 meses. A mi, por supuesto, no me lo parece porque yo soy una de esas miles de personas que lo han hecho. La historia de Bella y Edward quizás sea el gran aliciente para no dejar de leer, pero lo cierto es que esta saga vampiresca es algo más que una rebuscada historia de amor. No puedo mentir. Yo también me enamoré de ese vampiro. Y al enamorarme de él me enamoré de su género, de sus características y quise saber más de este personaje legendario en el tiempo y en espacio.

Para mi la creación del vampiro responde al ansia humana de persistir en el tiempo, de no morir nunca. Los vampiros no mueren, deanvulan siempre entre la vida y la muerte. A muchos de nosotros nos gustaría también ser inmortales.Los vampiros son también un símbolo de la crueldad más aterradora o de la supervivencia más eficaz. Todo depende de cómo se mire. Matan por gusto o porque la sangre es lo único que realmente les alimenta?

La ficción ha recurrido una y otra vez a este tópico. Lo han hecho a través de libros, a través de películas e incluso de series. Tal i como se dijo en la pasada clase de Perceval, "el fin que se pretende con el uso de estos tópicos es lograr un relato que seduzca, emocione y fidelice a nuestro público". Es lo que ha hecho, sin ningún tipo de duda, Stephenie Meyer con Crepúsculo.


1 comentario:

  1. Muy interesante. No he leído Crepúsculo, pero lo que de verdad me pica la curiosidad es saber como trata el aspecto sexual del vampiro una escritora mormona...

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