sábado, 21 de marzo de 2009

Una, dos, tres...

...y así hasta perder la cuenta. No se cuantas veces la suelas de mis zapatos han pisado suelo londinense, sólo se que nunca me cansaré de pisar y pisar.

La primera vez que visité Londres hace ahora tres años me enamoré. Me enamoré de su estilo de vida, de sus gentes, de sus costumbres y, aunque suene extraño teniendo en cuenta nuestra cocina mediterránea, me enamoré también de su comida. Fue un primer contacto clásico en el que conocí lo típico de la ciudad inglesa. Fui una turista más.



Primrose Hill: una de las mejores vistas de Londres

Sin embargo, mi hermana me ha dado l
a oportunidad de conocer otro Londres, el Londres de la gente que pasea día a día entre sus calles, que estudia allí, que vive allí. Desde que mi hermana se fue a vivir a la capital inglesa, mis viajes se hicieron más frecuentes y, a la vez, más gratificantes. Me enseñó rincones perdidos que se escapan de las prisas de los turistas, me regaló la oportunidad de perderme por la ciudad, de probar mi ingles y de vivir como si fuera una más. Me adapté al horario inglés, a llevar el paraguas siempre en el bolso, a las fiestas que empiezan a las 8 p.m y acaban a las 2 a.m, a comer y pasar el día en cualquiera de los parques que se extienden por la ciudad, a cenar con dos colombianos, un japonés, una argentina, una mejicana, una griega, un italiano, tres ingleses y dos españolas. Me vi inmersa en un mundo desconocido para mí pero, sin duda, fascinante.



Supongo que Londres sigue teniendo la misma esencia que en mi primer viaje, lo que ha cambiado es mi manera de vivirlo, de exprimirlo, de disfrutarlo, de verlo.

Nos vemos pronto Londres...

2 comentarios:

  1. Me gusta tu blog.
    Tienes un premio en el mio. Puedes pasar a recogerlo cuando quieras.
    Un saludo

    http://katy-parahincareldiente.blogspot.com/

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  2. Dichosa tú que puedes viajar fecuentemente a Londres... sigue disfrutándolo mucho.

    Saludos.

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