domingo, 8 de marzo de 2009

El precio de la cultura

Jueves 5 de Marzo. Bar de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

- Oye, podríamos ir a ver el musical de la Bella y la Bestia que ya está en Barcelona.
- ¿Si? Estaría bien la verdad. Hasta cuando podemos ir?
- Pues no lo se seguro, ya lo miraré.
- Esto...y el precio?
- Mmm...la entrada más barata cuesta unos 30 euros i está bastante alejado del escenario. Si lo queremos ver bien pues ya serian unos 55 - 60 euros.
- ¡Ups! Creo que nos tendremos que conformar con ver la Bella y la Bestia desde la pantalla del televisor.



El precio de las actividades culturales limita la clase de gente que puede disfrutar de dichos eventos. Normalmente, son los estudiantes y la población con un nivel económico medio bajo los que suelen quedarse fuera del público habitual de teatros, museos, espectáculos de danza, música e, incluso, de los campos de fútbol. Seamos honestos, el precio de la cultura es para las élites. Ahora bien, de quien es la culpa?

Supongo que si esta pregunta la formuláramos en la calle de modo abierto nos encontraríamos son un sinfín de respuestas, algunas quizás paradójicas otras, sin embargo, predecibles. Quizás la mía sea de este segundo tipo. A mi parecer, las instituciones culturales son las responsables de la sectorización de la cultura ya que de ellas depende la política cultural que se lleve a cabo. Me refiero no única i exclusivamente al Estado, sino también a las Comunidades Autónomas y las instituciones locales. Estos tres focos de producción i financiación cultural destinan, en su conjunto, poco más del 1% del PIB español para la financiación de las actividades culturales. No me digan que no resulta algo inquietante.

Como inquietante es también que sean las instituciones locales las que más fondos dediquen a este ámbito mientras que el Estado sea el que menos aporte. O inquietante es también que el gasto cultural se centre sobretodo en actividades deportivas y los museos quedando casi olvidados las exposiciones, las promociones de libro y la promoción y cooperación cultural.

La cultura es de todos, nos pertenece a todos y, por tanto, debe ser accesible para el mayor número de gente posible. En este sentido, el Estado, las Comunidades Autónomas y las instituciones municipales juegan un papel fundamental al posibilitar, con su inversión, subvención y financiamiento las actividades que se enmarcan en este sector. Es cierto que hay museos y exposiciones gratuitas, algunos descuentos (bastante irrisorios algunos) por ser universitario pero, aun así, la norma general nos sigue hablando de precios elevados en lo referente a espectáculos y entradas de fútbol, por ejemplo.

La cultura enriquece. ¡Bajen los precios!



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